Es un grupo (o taxón) de animales prehistóricos que alcanzaron gran diversidad de tamaños, morfología, fisiología y evolución, siendo los animales dominantes de los ecosistemas del Mesozoico durante aproximadamente 165 millones de años. Se desarrollaron desde el periodo Triásico, hace 240 millones de años, donde se inicia su evolución, diversificándose en el periodo Jurásico donde alcanzar gran esplendor, desarrollándose durante Cretácico, al final del cual se extinguen hace 65 Ma.

Dinosaurio significa «lagarto terrible», pero los dinosaurios están lejos de ser lagartos y no todos eran terribles. Este linaje, comprende dos órdenes, los Ornitosquelida y los Saurisquios, cuya base son los arcosaurios (grupo de reptiles diápsidos). La evolución de éstos, se caracteriza por la aparición de ciertas novedades evolutivas y algunos cambios –como la presencia de acetábulo perforado, vértebras, sacras fusionadas (a lo menos tres), entre otros–, que han llevado a algunos paleontólogos a proponer una nueva clase que ha sido denominada Sauropsida y dentro de ésta al «Superorden Dinosauria».

Reconstrucción de Carnotaurus comiéndose una cría de titanosaurio, Ilustración: José Lemos Caro.

 

 

Distribución de restos óseos de dinosaurios en Chile

 

El Titanosaurio de Pichasca

El primer registro de restos óseos de dinosaurios en Chile se produjo al interior de Ovalle, en el sector de San Pedro de Pichasca, IV Región. Los restos fueron descubiertos por el señor Gastón Ceballos, pirquinero que en sus recorridos por la zona se topó por casualidad con ellos y los mostró en la XX Feria Agrícola y Ganadera que se efectuaba en la región.

Con posterioridad una expedición encabezada por el paleontólogo argentino Rodolfo Casamiquela, e investigadores del Museo Nacional de Historia Natural de Santiago, los pudieron rescatar. En este sector fueron hallados varios restos vertebrales, fragmentos de húmeros, escapulas (escapulocoracoides), y varios fragmentos indeterminados, pertenecientes a un saurópodo titanosaurido atribuido a Antarctosaurus cf. wichmanianum.

Posteriormente, también Patricia Salinas y el investigador norteamericano Larry Marshall efectuaron nuevos estudios en la región donde encontraron dientes pertenecientes a un saurópodo que fue asignado a la familia de los titanosaurios.

También encontraron dientes de otro dinosaurio Celurosaurio en asociación al resto mayor, junto con placas de tortugas, restos de ranas y peces.

Titanosaurio, desplazándose en medio de un bosque de araucarias. Ilustración José Lemos Caro.

 

Atacamatitan, la especie chilena

Atacamatitan (Atacamatitan chilensis sp. nov.), es el dinosaurio titánico de Atacama, un saurópodo titanosaurido, que fue encontrado en la Formación Tolar, al interior del desierto de Atacama, un sitio ubicado a unos 150 km al norte de la ciudad de Calama y a unos 50 km al este de la mina de cobre El Abra. La edad de este sitio es del Cretácico Superior. Los restos del espécimen están depositados en el Museo Nacional de Historia Natural bajo al acrónimo SGO-PV-961. Este espécimen es uno de los más completos para Chile.

Según los restos fragmentarios encontrados, fémur, húmero, costillas, huesos del esternón, vértebras dorsales, caudales y otros huesos que permiten observar diferencias morfológicas con otros Titanosauridos, por ejemplo las vertebras dorsales, de Atacamatitan chilensis presentan la superficie ventral de la misma, fuertemente cóncava, condición que no se muestra tan marcadas en otros titanosaurios, en tanto que el húmero de Atacamatitan chilensis tiene menos desarrollada la cresta deltopectoral en contraste con otros Titanosauridos como Gondwanatitan, Opisthocoelicaudia, Saltasaurus, Neuquensaurus o Alamosaurus, cuya cresta deltopectoral se expande notablemente distalmente. Otro elemento que muestra diferencia con otros Titanosauridos, es que el fémur en Atacamatitan chilensis tiene un eje que se estrecha hasta dos tercios de su longitud, lo que hace que este hueso se vea mucho más esbelto que el de otros titanosaurios que lo presentan más masivo.

Fue un dinosaurio de cuerpo masivo, con piernas columnares que sostenían su pesado cuerpo, con una larga cola y un largo y flexible cuello, coronado por una pequeña cabeza que en sus mandíbulas poseía dientes con forma de cincel para alimentarse de las hojas y los piñones de las araucarias, del entorno donde vivía. Fue un animal de caminar lento que vivió agrupado formando pequeñas comunidades que se movilizaban en busca de comida.

Se puede determinar que este dinosaurio habría sido un ejemplar juvenil, que habría llegado a medir de ocho a diez metros, con unos cuatro y medio metros de alto, con un peso cercano a las siete toneladas que en su estado adulto podría alcanzar los 20 metros con un peso equivalente a las 14 toneladas.

Aunque no hay pruebas concretas, éstos al parecer habrían tenido su espinazo cubierto de nódulos cutáneos u osteodermos como un método defensivo.

Reconstrucción paleobiológica de Atacamatitan chilensis con su cría, Ilustración José Lemos Caro.

 

Chilesaurus, un bizarro y único dinosaurio

Chilesaurus, un dinosaurio del Jurásico Superior, 145 millones de años, que se ha convertido en una pesadilla para los paleontólogos. El descubrimiento de este “nuevo” dinosaurio denominado Chilesaurus diegosuarezi, nombre que hace alusión a nuestro país (Chilesaurus = Lagarto de Chile y diegosuarezi en honor a su descubridor Diego Suarez), tiene de cabeza a varios dinosauriólogos en su estudio.

Su descripción se dio a conocer en un artículo aparecido en la revista Nature, el 2015. La anatomía del esqueleto de Chilesaurus cuenta con una combinación tan inusual de rasgos característicos de los diferentes grupos de dinosaurios que lo hace único, no hay otros dinosaurios que exhiban una combinación o mezcla de características tan inusuales.

Chilesaurus era un dinosaurio relativamente pequeño, con un cuerpo esbelto, lo que indica y muestra a un dinámico animal, un adulto completamente crecido que habría medido unos 3,2 metros, poseía miembros anteriores robustos similares a los terópodos del Jurásico como Allosaurus, pero sus patas tenía cuatro dedos anchos con punta a diferencia de la esbelta, pies de tres dedos de la mayoría de los terópodos. Sus manos estaban provistos de dos dedos lo que nos recuerda a las manos de Tyrannosaurus rex, pero las garras de este eran más bien romas y ligeramente curvas, a diferencia de las afiladas garras de otros terópodos.

Tenía una cintura pélvica que se asemeja a la de los ornitisquios, es decir, una cadera conformada de tal manera que los huesos isquión y pubis, se proyectan de forma paralela y hacia atrás, sin embargo está clasificado en los Saurischia, que presentan una cadera, en donde el isquión está separado con respecto al pubis.

Chilesaurus poseía un largo cuello coronado con un cráneo pequeño, con un reducido hocico que presenta un pico córneo parecido a los de Psitacosaurus, elemento que le serviría para cortar la hierba. También poseía unas mandíbulas con una serie de dientes en forma de espátula, con los cuales también podía cortar las plantas, estos dientes planos son típicos de dinosaurios herbívoros, por lo que se supone una dieta de plantas arbustivas bajas. Podríamos especular que sus garras le podrían haber servido para desgarrar la corteza de algunos árboles, si bien estos brazos robustos eran cortos, no lo eran en proporción del cuerpo y bien habrían servido para esta tarea.

Reconstrucción de la cabeza de Chilesaurus diegosuarezi Ilustración José Lemos Caro.

 

Reconstrucción paleobiológica de Chilesaurus diegosuarezi, Ilustración gentileza de Mohamed Agani.

 

Arackar Licanantay

Arackar licanantay, (en lengua kunza significa huesos de Atacama), es un nuevo dinosaurio titanosaurido descrito para Chile, cuyas características en las vertebras lo hacen diferente de otros dinosaurios del mismo grupo. Fue encontrado en el Norte de Chile en el Desierto de Atacama, a 75 km al sur de Copiapó, en  la Formación Hornitos, por el geólogo Carlos Arévalo en el año 1993, tiempo en que permaneció depositado en el Servicio Nacional de Geología y Mineria (Sernageomin), bajo el número de colección SNGM-1, cuya antigüedad a sido situada en el Cretácico Superior, del Campaniano al Maastrichtiano, de 83 a 65.5 millones de años.

De este dinosaurio no se ha encontrado el cráneo, sino que los restos pertenecen al poscráneo como vértebras dorsales y cervicales, así como partes del esqueleto apendicular (extremidades) como el húmero, el fémur y un hueso pelviano (isquión), en total unas 23 piezas.

Esté material permite extrapolar el tamaño, que estaría en torno a los 6.3 metros, lo que nos indica que este espécimen no es un adulto, sino más bien un juvenil, o semiadulto, en su estado adulto habría alcanzado los 12 a 15 metros.

Este animal estaba caracterizado por poseer un largo cuello, un cuerpo masivo y plano, con piernas columnares y una larga cola. Su cabeza era pequeña con dientes espatulados como pequeños cinceles que le permitía alimentarse de las piñas de los bosques de araucarias, que son altamente nutritivas y energéticas, que rodeaban un sistema lagunar. La vegetación era mayoritariamente coníferas, como las araucarias, además de helechos, palmeras y cicadáceas.

Los titanosaurios están entre los dinosaurios más abundantes del planeta, con una amplia distribución geográfica y con gran presencia en el continente sudamericano, incluida la Antártica. Anterior a este titanosaurio ya se había descrito varios fragmentos encontrados a lo largo del país, sobre todo los encontrados en San Pedro de Pichasca. Para Chile a lo menos se han descrito dos dinosaurios nuevos con anterioridad,  Atacamatitan chilensis, y Chilesaurio diegozuaresi.

 

Huellas de Dinosaurios en Chile

El registro de restos óseos de dinosaurios es escaso en nuestro país, no obstante, sabemos que estos animales eran abundantes acá. ¿Cómo podemos saber esto?, lo podemos saber por las huellas que estos animales han dejado estampadas en los estratos y que han sido encontradas en numerosos sitios repartidos a lo largo de Chile.

Las huellas son los elementos más evocadores, puesto que nos pueden entregar una rica información tanto de su información anatómica como de su forma de vida social.

Existen las huellas aisladas y las huellas que se presentan en conjunto –que reciben el nombre de rastrilladas–, y nos muestran cómo los dinosaurios se desarrollaban en su ambiente, nos permite ver la interacción entre diferentes especies, si corrían o depredaban, su tamaño relativo, la forma de sus patas, número de dedos, sus cojinetes, etc. Ver sus huellas es como mirar un instante en la vida de estos animales.

 

Las Huellas Fósiles de Chacarilla

Diversas huellas y varias rastrilladas fósiles de dinosaurios, han sido encontradas en la I región de Tarapacá, ubicadas en un cañón denominado Chacarilla a unos 40 km al sureste de la localidad de Pica, pertenecientes a la Formación Chacarilla, se han dado a conocer por varios grupos de estudiosos. Aunque las huellas de Chacarilla eran conocidas desde hace mucho tiempo, fueron reportadas por primera vez en el año 1962, cuando los investigadores C. Galli y R. J. Digman, las reconocieron en un trabajo que publicaron.

Las huellas de dinosaurios están acotadas al Jurásico Superior – Cretácico Inferior, que muestra un ecosistema dominado por grandes carnívoros y algunos herbívoros que convivían cercanos a bosques y sistemas acuosos (ríos).  Las huellas están emplazadas en terrenos inclinados situados en las zonas cordilleranas, de difícil acceso.

Recientes trabajos realizados, han arrojado mejor información sobre este sitio. Rubilar y su equipo agruparon los conjuntos de huellas en tres localidades denominadas: Chacarilla II, Chacarilla III, y Quebrada el carbón, donde se han encontrado huellas de terópodos, ornitópodos y saurópodos.

Cabe destacar la presencia de grandes huellas tridáctilas de más de 60 centímetros de largo, que coinciden con la pata de Giganotosaurus carolinii, el terópodo más grande de Sudamérica.

También existen huellas de iguanodontes, junto a la de un carnívoro de talla media similar a un Allosaurus y un posible Stegosaurus (estos dos últimos por confirmar). 

En el sitio también, han sido encontrados numerosos restos vegetales fósiles (troncos), lo que estaría indicando la presencia de bosques en las cercanías. También esta asociación faunística demostraría que los dinosaurios tendrían comportamiento gregario, o sea, que vivían en grupos como el caso de saurópodos y ornitópodos.

 

Rastrillada y huella de therópodo, Quebrada de Chacarilla, Arica.

Reconstrucción de Giganotosaurio estampando la huella en la Quebrada de Chacarilla, Arica. Ilustración: José Lemos Caro

 

Huellas en la Región Metropolitana

Al interior de la cordillera de Santiago (RM), en la localidad de Baños Morales, se encuentra un sitio fosilífero de abundante fauna de invertebrados marinos que demuestra la presencia de un mar interior. A unos diez kilómetros de Baños Morales, en el sector denominado Las Arenas, podría situarse la costa de este mar antiguo, puesto que hemos encontrado huellas de probables dinosaurios saurópodos (especie de cuello largo y piernas columnares), sobre rizaduras o ripple marks, que son ondulaciones en la arena producidas por el movimiento del agua.

Estas depresiones pueden atribuirse a huellas por las siguientes características: son de contorno circular, de treinta y cinco a cuarenta centímetros de diámetro, presentando el típico borde de barro por aplastamiento, están alineadas en sucesión, y están emplazadas sobre una gran roca que presentan rizaduras o ripple marks de la costa de un mar antiguo. Junto a estas y a los pies, existen otras probables huellas indeterminadas, posiblemente de un lacertiforme.

De acuerdo a los vestigios, el saurópodo que las hubiera producido, habría medido unos ocho metros, trotándose de un ejemplar juvenil que deambulaba en estas playas que constituían la costa de un antiguo mar interior.

Este mar que ingresaba por el norte, extendiéndose a lo largo de nuestro territorio.

Las pisadas presentan barro en el borde de la huella, característica típica de animales de gran peso. Posteriormente se seco conservando las marcas, el lugar luego fue tapado por sedimentos volcánicos o mas barro formando capas que permitieron la preservación.

El tamaño de las huellas y su morfología permite afirmar que el dinosaurio que produjo las huellas era un juvenil, puesto que estos animales alcanzaban fácilmente los 25 a 30 metros, en tanto las huellas descubiertas revelan un saurópodo de unos 8 metros.

El descubrimiento de estas huellas fosilizadas, constituye un acierto, puesto que es el primer registro de huellas fósiles del Área Metropolitana.

 

Fotografías de las huellas del sitio de las arenas, fotos Juan Castillo C.

 

Reconstrucción paleobiológicas de como el dinosaurio estampó sus huellas, Ilustración de José Lemos Caro.

 

Termas del Flaco

Más al sur, en la sexta región de Colchagua, más específicamente en el sector cordillerano de Termas del Flaco, existe un murallón inclinado, que presenta numerosas rastrilladas de dinosaurios en un muy buen estado de preservación que representan una diversidad de especies; desde grandes saurópodos, iguanodontes, ornitópodos, raptoridos y diversos carnívoros terópodos grandes y pequeños, los que se movilizaban hacia un abrevadero para saciar su sed. El farallón o pared con las huellas fue levantado, producto de los fenómenos provocados por la tectónica de placas. Muchas de estas huellas muestran una dinámica grupal muy interesante.

Las huellas fueron descubiertas por el estudioso de San Fernando, señor Diego Márquez, quien en un viaje de exploración descubre las mismas y las da a conocer al Museo Nacional de Historia Natural de Santiago. Personal de esta institución realizó las primeras investigaciones en el año1966, pero no fue hasta el año 1967 que la zona pudo ser visitada y estudiada por los investigadores Sammy Frenk, Armando Fasola y el paleontólogo argentino Rodolfo Casamiquela, quienes reconocieron las huellas, en una pared casi vertical situada en la falda de una montaña a 600 metros del poblado.

Las rastrilladas las atribuyeron a dos icnoespecies ornitópodas: Iguanodonichnus frenkii y Camtosaurichnus fasolae. Casamiquela y su equipo reconocieron a lo menos siete pistas de huellas y asignaron la edad de la formación Termas del Flaco, al Jurásico Superior.

Recientes investigaciones se han realizado en la zona por Karen Moreno,  revelo la presencia de huellas de saurópodos atribuibles al icnogénero Parabrontopodus;  diversas pistas de ornitópodos y diferentes pistas atribuibles a dinosaurios carnívoros del orden Theropoda.

La presencia de corales, nos indica un mar de aguas más bien cálidas, que albergaba una serie de invertebrados ammonoideos y bivalvos, con estuarios cercanos a sus costas.

Panorámica de las huellas de saurópodos y otros dinosaurios en Termas del Flaco. Fotografía: Juan Castillo C. 

Huellas (rastrillada) de Parabrontopodus (Saurópodo) en Termas del Flaco. Fotografía: Juan Castillo C.

Saurópodo dejando las huellas en Termas del Flaco. Ilustración: Bruno Hernández.

 

Huella de terópodo, y huella de orniotópodo. Fotografías: Juan Castillo C.

 

Clasificación de los Dinosaurios

Los dinosaurios se dividen en dos grupos principales

  1. Saurischia: (Pelvis de saurio)
  2. Ornithischia: (pelvis de ave)

Esta diferencia se basa en la posición de los huesos de la cadera en ambos grupos.

 

Saurischia: La mayoría posee una cadera en la que el pubis e isquion se proyectan en direcciones opuestas.

- Sus  vértebras cervicales posteriores son alargadas.

- Los Saurisquios terópodos son carnívoros

- Los Saurisquios sauropodomorfos son todos herbívoros

 

Ornitischia: En la cadera el pubis e isquion se proyectan caudalmente de manera paralela.

- Presentan un hueso predentario en el extremo anterior del dentario.

- Los Ornithischia son exclusivamente herbívoros